EL LLAMADO A SER AUTENTICO
EL LLAMADO A SER AUTENTICO
La autenticidad es vivir (en pensamientos, palabras y obras) la verdad de nuestro propio ser; verdad que encontramos en Dios, nuestro Creador y Redentor. La razón humana iluminada por la fe me descubre la verdad objetiva de mi identidad: soy creatura redimida por Cristo; soy cristiano, llamado a vivir como Cristo dentro de su Cuerpo místico que es la Iglesia y a ser apóstol
; tengo una misión en la vida que consiste en servir y amar a Dios a través del cumplimiento de su santa voluntad, manifestada principalmente en la ley moral natural y en los criterios del Evangelio. La autenticidad, en resumidas cuentas, exige conciencia de lo que debemos ser por voluntad de Dios y coherencia con lo que debemos ser.
Es importante aclarar que la autenticidad no es lo mismo que la espontaneidad. Lo verdaderamente auténtico no consiste en el hecho de decir o hacer algo sin trabas ni represiones. Algunas escuelas psicológicas y métodos pedagógicos promueven la idea de que para llegar a ser auténtico y realizarse en la vida hay que liberarse sistemáticamente de todo impedimento o freno a la propia libertad (entendida ésta, de manera equivocada, como capricho o autonomía absoluta).
En cambio el Evangelio nos dice, y nuestra experiencia lo confirma, que cumplir mi deber en contra quizá de lo que me dictan mis sentimientos o las circunstancias no es signo de hipocresía o falsedad, sino, por el contrario, una señal magnífica de coherencia.
Queridos amigos, yo les invito a dejarse cautivar por la autenticidad que brilla en la vida de Jesucristo y en la fidelidad heroica de José Luis y de todos los mártires. Seamos auténticos, seamos hombres y mujeres que, con toda verdad y sin engaños, cumplamos en todo la voluntad de Dios sobre nuestras vidas.
Que nuestro amor al querer de Dios sea tan fuerte que superemos el respeto humano, la doblez y el disimulo en nuestro comportamiento. «Nadie puede servir a dos señores»

Debemos de ser auténticos.
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