JESÚS DE NAZARET COMO PREDICADOR
JESÚS DE NAZARET COMO PREDICADOR
Al llegar a los 30 años, comienza su vida pública, según las Escrituras y es bautizado por Juan «El Bautista» en el río Jordán. Juan el Bautista le había señalado como su sucesor, que le reconoció, quiso darle su función en el mundo, que era bautizar a aquellos que se convertían a la fe en Dios, pero Jesús se negó y quiso que le dejara hacer, lo que venía a hacer a este mundo. A los treinta años, se estableció en Cafarnaún, donde comienza a predicar la “llegada del Reino de Dios«.
Jesús de Nazaret era un predicador ambulante. Tras sortear una serie de pruebas de ascetismo, entre la población que le rodeaba, aumentó su popularidad y, también, el número de sus seguidores. Entre estos seguidores, fueron apareciendo ciertas personas que destacaban entre las demás y que dejaron todo a un lado, para seguirle. Eran los doce hombres que conformaban el núcleo más cercano a Jesús. Eran quienes hoy conocemos como los doce apóstoles.
Jesucristo dedicó gran parte de su juventud (y de su vida) a predicar sus enseñanzas de Dios. Así, recorrió numerosos lugares de Palestina, consiguiendo que le escuchasen por todas las partes del mundo. ¿Cómo podía mover tantas masas? Jesús de Nazaret, hablaba y predicaba con parábolas, que eran hechos que llegaban al sentido del ser humano, para hacerles reflexionar.
Los más humildes se identificaban con la palabra de Jesús y sobre todo sumaba seguidores debido a los muchos milagros que decían que obraba. Tenemos un famoso ejemplo, como la resurrección de Lázaro o la transformación del agua en el mejor vino de la fiesta, durante las bodas de Canaán.
A pesar de la admiración de muchos, Jesús sufre acusaciones por hipocresía moral. Le acusaban de creerse mejor que sus dioses y de lavarles el cerebro a sus fieles seguidores, además, de meterles patrañas con los milagros. Veían en el predicador a una amenaza, que haría temblar los cimientos de sus creencias y su falta de humildad en sus religiones.
Hablaba de la venida del Reino de Dios y de su gobierno, con amor y justicia, en donde todos tendrán sitio para poder vivir en paz. De este modo Jesucristo es denunciado ante el gobernador romano, Poncio Pilatos por haberse proclamado Rey de los Judíos y Mesías, aunque cabe señalar que el Reino al que Él se refería mientras predicaba era el Reino de los Cielos, el Reino de Dios.

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